15 agosto 2010

Volviendo a la vida

Este debe de ser uno de los veranos mas duros que recuerdo en Escocia. He pasado el último mes sumida en un letargo gruñón hasta el Viernes pasado, que fui al aeropuerto a recoger a una buena amiga. El clima en su país no esta siendo mejor y además ella esta pasando por un momento muy duro. Como dicen por aquí, "tiempos desesperados requieren medidas desesperadas". Este fue el plan.

Con mi pareja de piloto, salimos del aeropuerto a una casa de huéspedes a orillas de Loch Fyne, un fiordo conocido por su fotogenia y sus mariscos. El marisco no tiene la calidad del gallego, pero el paisaje sigue mereciendo la pena.

Loch Fyne está a medio camino de nuestro destino: un crucero para avistar cetáceos entre la isla de Jura y el golfo de Corryvreckan. La expectativa de cuatro horas en alta mar bajo la lluvia de los últimos días no me llenaban de entusiasmo, pero quizá alguien en las alturas nos quiere: fue el único día de sol radiante del ultimo mes.

En el camino encontramos un águila marina, parte de una familia con dos crías. No quiso mirar a la cámara, pero verla extendiendo sus alas de dos metros de envergadura fue un regalo.


También vimos una colonia de focas. Gracias a los prismáticos prestados por el patrón pudimos disfrutar de los correteos de sus bebes.


Lo más impactante del viaje fue el encuentro con las marsopas. Las marsopas parecen delfines, pero mas pequeñas, rechonchas y tímidas. Estas eran marroncitas. Normalmente recelan de los humanos, pero la fortuna volvió a sonreírnos con un banco de peces que congrego a cerca de una docena. Las vimos nadar, saltar, hablar entre ellas y mirar curiosas al barco. Hasta la guía se emociono.

Me temo que entre sacar fotos y admirar atontada opte por lo ultimo, así que esta imagen es de la pagina web del crucero.

http://www.sealife-adventures.com/
En el viaje de regreso pasamos por Loch Lomond, el mayor lago del Reino Unido, y Sainsburies, el supermercado donde nos aprovisionamos para una cena de barbacoa.

La mañana del domingo no existió, el mediodía empezó con un "high tea" en Cranachan, una cafetería escocesa en Princess Square, el centro comercial mas elegante dela ciudad.

Centro comercial Princess Square en Buchanan Street
De Princess Square partimos hacia la Glasgow School of Art, el edificio más emblemático de Charles Rennie Mackintosh, el Gaudí de Glasgow.

El estilo de Mackintosh, que combina la arenisca y los grandes ventanales de la construcción tradicional escocesa con la inspiración en la naturaleza del impresionismo y las lineas rectas y ligeras de la arquitectura japonesa hacen a la Glasgow School of Art parada obligada para cualquier amante del modernismo, el diseño o la arquitectura.

Entrada de la Glasgow School of Art
Tras la visita guiada, dejamos a mi amiga en el aeropuerto, tal vez mejor preparada para la próxima envestida. Yo empece la semana mas relajada, agradecida y aprovechando los descansos para recordar la sonrisa de las marsopas y soñar con el próximo crucero donde quizá, por fin, pueda ver ballenas.

Nota: aunque lo he enlazado, no recomiendo este crucero especialmente. Es el cuarto que hago, todos de distintas compañías, recorridos y precios, y todos inolvidables a su manera. Si a alguien le apetece uno de estos viajes, recomiendo estudiar la lista de los principales operadores, y que cada palo escoja su vela.

3 comentarios:

  1. Me vendrían bien tus medidas desesperadas. ¿No necesitas a alguien que te lleve las maletas?
    Preciosas las fotos, tienes mano. Ahhh... Y esa arquitectura del norte, tan perfecta.
    Saludos.

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  2. Al final resultó un día feliz, de esos para recordar. ¡Qué bello es poder contemplar todas esas cosas!

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  3. Igor: Sugiero que en lugar de mi maleta cojas tu mochila :-).

    Cuando llegué a Glasgow Mackintosh no me gustaba, pero desde cierto día que fui a una exposición temática, ahora me encanta.

    Gracias por el halago a las fotos. Yo siempre pienso que la mejor es la que no saqué.

    Azur: y más cuando la suerte acompaña. Ha habido excursiones que he planeado más que no han salido tan bien.

    Prácticamente en cualquier lugar es posible crear buenos momentos, pero a veces lo que cuesta es darse cuenta de que hacen falta. Sin invitados yo hubiese pasado ese fin de semana en casa.

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