17 octubre 2010

India (VIII) EL TAJ MAHAL

Descanso recuperador, abundantes viandas de desayuno y primera visita en Agra.


La romántica historia del enamorado emperador musulmán del siglo XVII que, ante el desconsuelo producido por la pérdida de su esposa, erige en su recuerdo el mausoleo más admirado del mundo, a todos nos conmovió.

El deceso de Mumtaz Mahal en el parto del décimo cuarto hijo hirió de muerte el alma de su rey y señor, Shah Jahan. El deseo de éste por inmortalizar el amor a su favorita ida, se materializa en la construcción de un panteón de esplendorosa arquitectura: el Taj Mahal, donde lo musulmán, persa e indio se complementan y refuerzan en armonía plena.



El cielo está gris y la temperatura es alta cuando llegamos a la explanada que antecede al Darwaza: edificio de piedra roja que bajo sus arcos nos da acceso a un escenario de esplendor y belleza.

Un estanque central, bordeado de jardines y calles, refleja en sus aguas el blanco monumento que perfila en el cielo un cuadro de perfección y absoluta simetría.

Contemplamos, fotografiamos y disfrutamos tan solemne momento y lugar. Desechando la urgencia, nos vamos acercando al majestuoso sepulcro de geometría y fulgor cautivadores.

Blanquecino, como una deidad de la proporción y el equilibrio, emerge hacia el firmamento con la perfección de sus formas y la elocuencia de su mármol. En sus cuatro vértices, otros tantos minaretes, esbeltos guardianes de su recogimiento y encanto. La adorada dama duerme eternamente y eterno ha de ser el cuidado de sus sueños.

La panorámica se completa con la mezquita y el jabaz – se cree que en tiempos fue alojamiento de peregrinos –a izquierda y derecha respectivamente del Taj Mahal según nuestra perspectiva. Por el costado del jabaz discurre el río Yamuna, ofreciendo el frescor de sus aguas al conjunto. La piedra, los jardines, el agua; todo parece integrarse en una composición minuciosamente modulada que complace al visitante.

Ya descalzos, penetramos en la cámara central para luego recorrer su perímetro exterior y retornar al punto inicial.

Yo tengo la persuasión de estar pisando uno de los más evocadores sitios del planeta, y, arrobado en este clima tan sugestivo, trato de apresar con mis ojos todo el paisaje a mi alcance antes de abandonarlo. En mi retina queda, y en mi alma vive.

7 comentarios:

  1. Que maravilla haber tenido la suerte de ver este hermoso y romántico monumento y haberlo disfrutado de cerca. Un saludo,

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  2. demian me parece un lugar maravilloso y no extraña que lo quisieras guardar en la retina esta maravilla. ojala algun dia pueda yo grabarlo en la retina poque tiene que ser impresionante. lo admito me das envidia (pero de la sana).1beso iria

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  3. Nieves e Iria, gracias por vuestro comentario. Sí, es un lugar que, por muchas fotos que hayas visto y por muchos comentarios que hayas oido, nunca defrauda.
    Un beso

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  4. He aprendido más, como siempre que visito este lugar virtual. Sin embargo cuando veo estas cosas (con comillas) me admira su belleza, magnitud, grandeza, y... pero me entristece ver tal derroche en oposición a tanta necesidad de ahora y de antes (que era peor), menos mal que queda el consuelo de que los "turistas" (algún día también seré igual, cuando me toque ir) aportarán algo a la economía nacional india o de otro país.
    Ha sido un placer visitar esa "maravilla" de vuestra mano.
    Un abrazo.

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  5. Creo, don Fernando, que, sin refutar lo por ti dicho, todo tiene su otro punto de vista: durante 10 años, 20.000 personas han podido trabajar en la construcción del Taj Mahal. Claro que me falta un dato importante: como estaban de pagados.
    Gracias por el comentario y un abrazo

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  6. Todo un regalo para los sentidos y el alma contemplar el monumento al amor por antonomasia.

    Su perfección arquitectónica emociona de pura sencillez aunque no quieras. Disfrutar de él, con él y en él fue un privilegio que como comentas, también yo grabé en lo más profundo de mi ser antes de contemplarlo por última vez.

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  7. Ahí queda dicho, Ansel. Tu visita siempre es grata y las puertas abiertas están. Hasta cuando quieras.
    Un abrazo

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