01 mayo 2013

La soportable levedad del artista escocés

Cuando uno se pone a pensar en músicos escoceses contemporáneos, no acaba nunca. Deacon Blue, Del Amitri, Annie Lennox, Wet Wet Wet, Simple Minds, The Fratellis, Franz Ferdinan, Primal Scream, Dire Straits, Mogwai, Paolo Nutini, Texas, Red Hot Chilli Peppers, Snow Patrol, Belle and Sebastian..... Otra cosa muy distinta ocurre si la lista es de escritores o pintores.

Para los escoceses, el escritor de escritores y orgullo nacional es el internacionalmente desconocido Robert Burns (1759-1796). Para el resto del mundo, el último gran autor - Walter Scott, Robert Louis Stevenson o Sir Arthur Conan Doyle, según gustos - no levanta pluma desde hace dos siglos. Eso, o creen que el discutible talento de J. K. Rowling tiene origen celta.

En mi opinión, el problema no es que los escoceses de hoy no escriban bien, sino su inspiración. Hoy entre los más vendidos tenemos a Iain Banks, Ian Rankin e Irvine Welsh. Todos dedicados al áspero retrato de los bajos fondos de Edimburgo. Esto sería mucho más atractivo si Edimburgo no fuese una ciudad de tamaño medio, carácter provinciano y con uno de los índices de criminalidad más bajos del Reino Unido. Hablar de sus bajos fondos es como hablar de la mafia en Oviedo.

Alexander McCall Smith
Sin embargo, quizá el autor escocés actual más vendido es conocido precisamente por su tono optimista. Un libro de Alexander McCall Smith es como un paseo por un vecindario con las cortinas abiertas. Apenas pasa nada, todo resulta familiar y es precisamente eso lo que lo hace reconfortante. En un tiempo en que la literatura demanda espectacularidad y tragedia, Smith viene a probar que el optimismo y la cotidianidad pueden generar excelentes lecturas, cuando son mostradas con inteligencia.

La serie 44 Scotland Street de Alexander McCall Smith es mi lectura ideal cuando voy en el metro.Trata de la vida de los vecinos del típico "tenement" (bloque de pisos de cuatro plantas con escalera común) del centro de Edimburgo. Empezó como un folletín en el periódico The Scotsman, con lo que cada capítulo tiene la longitud precisa para leerse en un viaje en autobús. El lenguaje es sencillo, como los personajes, pero jalonado de frases de sorprendente lucidez:

"El problema, por supuesto, era que la gente no parecía entender la diferencia entre bien y mal. Necesitaban que se la recordasen, porque si los dejasen para averiguarla solos, nunca se tomarían la molestia. Mirarían qué es lo mejor para ellos y dirían que eso es el bien. Así pensaba la mayoría."

"No podemos tener obligaciones morales con todas las personas del mundo. Tenemos obligaciones morales con la gente que nos tropezamos, la que entra nuestro espacio moral, por así decirlo. Eso significa vecinos, gente con la que tratamos, etc."

Vettriano número 41
En cuanto a la pintura, no es que el panorama escoces esté desierto, es que la falta de talento inunda toda la isla. Preguntando por pintores al británico medio quizá salga Sir Francis Bacon. Con muchísima suerte, Alma Tadema o el último ganador del premio Turner, un galardón famoso porque suele recaer en la candidatura que genere la mayor duda de si puede calificarse como "Arte".

En el ciego reino del arte escoces, Jack Vettriano es el tuerto. La Real Academia de las Bellas Artes rechazó en una ocasión exponer sus obras por considerar que "Vettriano no pinta, colorea". Es posible que así sea, pero vende. Mucho. La simplicidad de sus composiciones absurdas con personajes vestidos al estilo Chicago años cincuenta y sus retratos de mujeres casi pornográficos le han hecho popular entre gentes que normalmente no frecuentan círculos artísticos. Además, sus monocromáticas obras se traducen bien a pósteres baratos muy resultones a la hora de decorar la casa.

Otro nombre conocido por su dominio del pincel es Avril Paton. La imagen abajo mostrada es su obra mas famosa. Copias de ésta se pueden ver en cientos de hogares escoceses y tiene su historia.

Windows in the West. 1993
El bloque de casas es el que ve la autora desde su ventana en el West End de Glasgow. Ampliando la imagen, en la torreta del segundo piso, junto a las ventanas de cortinas granates, hay un hombre canoso de pie en el medio de un salón. Es Bernard MacLaverty, escritor norirlandés premio nacional de literatura, amigo de la pintora y gran amante de la música de Carlos Nuñez. ¿Que cómo sé esto? Porque el propio escritor me lo contó en ese salón frente a una taza de té, mientras me mostraba la primera edición corregida a mano de su novela "Lamb" (hoy una película protagonizada por Liam Neeson). Pero esa es otra historia y será contada (quizá) en otra ocasión.

6 comentarios:

  1. Hola Miércoles. Una buena entrada con un gran recorrido por la escritura, la música y la pintura ¿La serie 44 Scotland Street de Alexander McCall Smith que es la que más te gusta tiene alguna publicaciópn traducida al español? Igual sigo tus referencias y consigo algo de él... En cuánto a la pintura, y justamente las del tipo que expones de Vettrianono me subyugan nada.Sin embargo la de Avril Paton (en concreto la del edificio (Windows in the West) me sugiere un poco a las de Hopper, en dónde aparecen personajes siempre o casi siempre junto a edificios. En un tono cercano a la soledad o lejano en la mirada.
    Igual cojo los cuatro cuadros que tengo pintados y los embalo y los expongo en una sala cualquiera de Glasgow ;-) Te aseguro que colorido si que no les falta. Como puedes ver me engancha la pintura. Interesante historia que te ha unido con uno de los personajes que aparecen en esa pintura...¿es cierto? Si así, espero que algún día te sueltes a relatarla, más que nada porque se le queda a uno ese gusanillo de saber un poco más. Como en la buenas novelas. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He estado buscando y la serie no ha sido traducida al español. Existe otra que también te puede dar una idea sobre el autor: La 1a Agencia de Mujeres Detectives. Es sobre la vida de una mujer detective en Botswana. Smith nació en la república de Rodesia y como consecuencia viajó y conoció bien Botswana. Leí alguna y el estilo es similar.

      EL inconveniente de exponer en Escocia es que el número de salas va relacionado con el talento a exponer, pero si encuentras alguna dudo que tuvieses problemas en exponer.

      La historia que cuento es completamente cierta. Pero temo que si la contase acabaría en dos patadas. Quizá como parte de otra.

      Eliminar
  2. Es difícil saber quien se convertirá en un artista señero y quienes, la mayoría, se irán perdiendo en el olvido...a mí los cuadros no me gustan nada. Belle and Sebastian, sí, claro.

    Un saludo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. EL de Paton me gusta, pero quizá por la mezcla de cercanía al conocer los personajes y aire de "Rue del Percebe". Los de Vettriano me recuerdan a los típicos posters de los ochenta. En el centro comercial al que fui hoy tenían dos. Reconozco que de mérito artístico tienen poco, pero si los veo enmarcados en un salón no me agredirían la vista. Supongo que por eso son populares.

      Eliminar
  3. Lo que entra y sale de ese espacio moral que dice McCall puede llegar a ser muy amplio, ahora que los medios de comunicación han estirado las fronteras de nuestro universo personal.
    En cualquier caso me ha gustado lo que has dicho de este escritor. Él habla de lo que rodea nuestra experiencia diaria, lo "normal", digamos. Pero, sin duda, una obra sobre lo cotidiano es asunto categórico, pues lo cotidiano es, para cada uno de nosotros, nuestra vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo que lo que quiere decir Smith es justo lo contrario a lo que afirmas, que la gente que no conocemos directamente, ni ellos tiene obligaciones morales con nosotros, no vice-versa. No es obligado ayudar a Siria, el oso panda o los enfermos de cáncer, pero sí que lo es con amigos, familiares y vecinos.

      Efectivamente, lo cotidiano es central, pero quizá por eso es tan difícil de ver y más aún de retratar de forma interesante.

      Eliminar